Ha sido un tiempo de “estiu” duro. Las temperaturas extremas, el bochorno, la humedad y las hordas de guiris empiezan a quedar atrás. Pero el tiempo de “estiu” siempre ha sido así, como nuestra natural inconformidad con gran parte de las cosas que nos rodean: si hace calor porque hace calor y parece que nos falta el aire; si hace frío porque a dónde vas para no pillar un trancazo; si no llueve: a este paso nos vamos a morir de sed, y si llueve: mañana tendremos que ir al trabajo en barco …
Gruñir por gruñir, “remugar por remugar” que dirían «els mallorquins», y mientras, nos perdemos esos momentos, esos pequeños guiños que la cotidianidad de cada estación encierra y que están ahí mostrándonos su parte buena, placentera e incluso hermosa, como la de los lirios de mar al amanecer.O los ocres que la dura luz del mediodía resalta en los campos de labor. El resol del que nuestra mano sobre la frente busca aliviar a nuestros ojos que, entornados, se fuerzan en contemplar un paisaje casi irreal, próximo a un espejismo.
Tiempo de “estiu”, tiempo de tormentas al atardecer, de olor a humedad y suave brisa al caer el sol … placeres pequeños, la cara amable que nos dejó el verano. «
Tiempo de estiu …
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